El evento fue organizado por la Cámara de la Economía Digital del Uruguay y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República.Junto a un grupo de emprendedores sociales uruguayos, el experto español Javier Ramos Díaz, graduado en Ciencia Política y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, Doctor Member en el Centro de Estudios Avanzados Ciencias Sociales y Master en Ciencias Sociales, compartió una serie de experiencias innovadoras de impacto social, así como los conceptos claves de esta tendencia, que surgió en Europa en contextos de crisis financiera para poder sacar mayor provecho a los recursos.Este seminario, que se denominó Innovación Social y TIC y fue organizado por la Cámara de la Economía Digital del Uruguay (CEDU) y la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República (Udelar), sirvió para que varios referentes contaran sus historias emprendedoras y cómo lograron desarrollarlas.La innovación social, según se definió en esta instancia, es una re-conceptualización de la acción social, que ha existido a lo largo de la historia. Esta nueva mirada está basada en dos conceptos fundamentales: eficiencia y democracia, es decir que se apela a optimizar resultados con igual o menor cantidad de recursos, involucrando simultáneamente al mayor número de personas posible en el proceso. “La innovación social está redefiniendo el papel del Estado, del mercado, de las asociaciones, ONGs  y otros grupos interesados en la acción social”, señaló Ramos Díaz, quien aportó además claros ejemplos que ilustraron el camino que se está andando en España en este segmento.El experto señaló que se han identificado ámbitos donde la innovación social ya es perceptible, como la creación de espacios y viviendas compartidas, la mejora y gestión ambiental, la producción de alimentos, las ecoindustrias, la mejora de servicios sanitarios y el financiamiento. La participación de los uruguayos contó con las presentaciones de Javier Artigas, fundador de la startup Connectus Medical, que pone a disposición de pacientes de hemodiálisis diversos puntos alrededor del mundo donde pueden realizar sus tratamientos, ofreciéndoles la posibilidad de viajar sin complicar su tratamiento ni arriesgar su vida. “Una persona se realiza hemodiálisis unas tres veces por semana y puede sobrevivir sólo cinco días sin el tratamiento”, aclaró Artigas. Su emprendimiento logró una importante alianza con la compañía Airbnb y recibió en 2015, el mismo año de su lanzamiento, un reconocimiento del Massachusetts Institute of Technology (MIT) como mejor emprendimiento innovador en el área de salud.A continuación participaron Rafael Atijas, creador de las guitarras para niños Loog Guitars, y Luis Ara, empresario del rubro cinematográfico y productor de la película documental “12 horas 2 minutos”, que retrata la vida de personas que esperan trasplantes de órganos en Uruguay.Ambos emprendimientos fueron financiados mediante plataformas de recaudación colectiva online, el primero en la estadounidense Kickstarter y el segundo en la argentina Idea.me. Los emprendedores resaltaron que este puntapié inicial no sólo les permitió la realización material de sus proyectos sino que ayudó a la difusión masiva que necesitaban para cumplir su rol social.La financiación colectiva fue una de las herramientas que destacaron todos los integrantes del panel como una de las mejores alternativas para concretar proyectos de innovación social, fundamentalmente por la posibilidad que brindan de hacer partícipe en el emprendimiento a la comunidad, apoyando desde lo financiero, pero también difundiéndolo y posteriormente consumiendo el resultado.Para cerrar el panel, Paula Mosera, directora de Socialab, una plataforma que apoya el desarrollo de emprendimientos de índole social, explicó el mecanismo de ayuda de la empresa que dirige. “Apoyamos a emprendedores que nacen con el propósito de solucionar contextos de desigualdad de oportunidades, de resolver un problema social con un modelo de sustentabilidad económica. Contribuimos a validar su solución y a generar un modelo de negocio”, explicó.En el final del seminario, Ramos Díaz retomó la palabra para efectuar una conclusión final y señaló que “los exponentes son la prueba de que la innovación social no es algo teórico ni abstracto, hay personas haciendo cosas muy importantes”.