El uso del smartphone creció 174% en tres años
El acceso a Internet en los hogares más pobres aumentó de 1% a 77% en poco más de una década.Hasta hace una década, el acceso a Internet era un bien de lujo. Por aquel entonces, cuatro de cada diez hogares uruguayos de los sectores más ricos contaba con conexión a la red. En cambio, entre los más pobres apenas gozaba de ese derecho el 1% de la población.Con el correr de los años hubo un crecimiento notable de Internet en la región, pero se debió, principalmente, al mayor acceso de los sectores más favorecidos. Este hecho solo colaboró a «ensanchar la brecha», concluyó un informe de las Naciones Unidas. Pero Uruguay fue una excepción. Según la última Encuesta Continua de Hogares del último año, el 77% de los hogares más pobres y el 91% de los más ricos tienen conexión a la red.En resumidas cuentas: ocho de cada diez hogares uruguayos, sin importar sus ingresos, tiene acceso a Internet. Esta cifra se alcanzó por la sumatoria de planes como Ceibal, Ibirapitá, Universal Hogares y la extensión de la fibra óptica, según el resumen que presentó ayer la Agencia de Gobierno Electrónico (Agesic).Con motivo del Día Mundial de la Sociedad de la Información, la Agesic publicó los resultados de la última encuesta de acceso y uso de tecnologías de la información y comunicación. Entre las conclusiones a las que llegaron los técnicos, se destaca que casi la totalidad de los uruguayos con conexión a la red navegan por ella al menos una vez a la semana y que, a este ritmo, el acceso cotidiano será universal hacia 2020 (incluso sin diferencia por edad).Uno de los cambios más sorprendentes en el acceso a Internet en el país está ligado al tipo de plataforma para ingresar a la red. Hace seis años, el 57% de las personas mayores de 14 años usaba una computadora. Tres años después aumentó nueve puntos porcentuales, sin embargo, en los últimos tres años cayó hasta situarse en el 58% de la población —un empate técnico.Los teléfonos inteligentes (smartphones) ni siquiera se cuantificaban hace seis años. En 2013 ya lo usaba el 27% y el año pasado se situó en 74%, teniendo una variación de 174%. El impacto de este tipo de celulares hizo que la conexión a Internet en movimiento haya trepado a 41%, cuando en 2013 era de apenas el 19%.Al igual que sucede con el resto del acceso a la red, la diferencia entre los quintiles de ingresos es corta y va entre el 70% entre los más pobres, al 81% entre los más ricos.Las tablets son la segunda plataforma con mayor crecimiento en su uso: hubo una variación de 20% en tres años. En este caso, el aumento está ligado al plan Ibirapitá. Es que entre los mayores de 65 años la variación, en igual período, fue de 375%. Hoy dos de cada diez adultos mayores usa una tablet.La expansión de las tablets en esa franja permitió que creciera el uso de Internet en un sector que estaba relegado. En 2010, nueve de cada diez adolescente accedía a la red. En esa misma fecha, solo lo hacía el 12% de los mayores de 65 años. Hoy la diferencia sigue siendo notoria (97% a 40%) aunque la brecha comienza a acortarse.Dada la universalización de Internet, uno de los desafíos que ahora tiene el gobierno es cómo equiparar el tipo de uso que se hace de la red. Entre los más pobres y menos formados, el uso es «básico» y se reduce a buscar información y chatear. Entre los más educados y ricos, la actividad es más avanzada, incluye mirar películas, servicios de banca y trámites en línea, lo que redunda en un ahorro de tiempo y dinero. Habrá ley de «servicios de confianza».Cada uruguayo que obtiene una nueva cédula de identidad ya cuenta con su firma electrónica. Previo a este trámite, y también en la actualidad, hay servicios de Internet —llamados de «confianza»— que se dedican a permitir la identidad avanzada en la nube. Pero el país carece de una normativa que dé seguridad jurídica a su utilización.El prosecretario de Presidencia, Juan Andrés Roballo, y el director ejecutivo de Agesic, José Clastornik, anunciaron que el Poder Ejecutivo enviará al Parlamento un proyecto de ley para dotar de marco jurídico a estos «servicios de confianza».La firma electrónica es la versión digital de la clásica autentificación manual. Dado que la misma sirve para sellar trámites, movimientos bancarios y mensajes reservados, el marco normativo es necesario para su legitimación y seguridad.