El Plan Ceibal a diez años: desafíos educativos y la implementación de la tecnología en el aula
Hace 10 años, más precisamente en mayo de 2007, Tabaré Vázquez comenzaba con la entrega de los laptops a los niños de una escuela de Florida; Villa Cardal fue la localidad elegida para iniciar con el Plan Ceibal. En esos momentos, la iniciativa del primer gobierno del Frente Amplio estaba enfocada en la «eliminación de la brecha digital» entre los niños. Hoy, a diez años, el desafío se centra en disponer al sistema educativo la tecnología existente para lograr un cambio en ese sentido.¿Qué transmitimos? ¿De qué manera educamos a nuestros niños? ¿Cuál es la modalidad de enseñanza y de evaluación? ¿Cómo se puede introducir a la tecnología en esta ecuación? Hablamos con Fiorella Haim, gerenta de Operaciones del Plan Ceibal, acerca de estas preguntas, del evento que se aproxima para celebrar los diez años y para planificar el futuro y también de la cultura maker. El próximo 10 y 11 de mayo se desarrollará el Foro de innovación educativa, donde expertos internacionales, y también nacionales, debatirán acerca de varias temáticas, discutirán los objetivos de los primeros 10 años y pondrán arriba de la mesa la discusión sobre el futuro del Plan en cuanto a la relación tecnología-educación. De este foro también participarán docentes y autoridades de las escuelas, «todas aquellas personas que han estado trabajando». Para inscribirse al evento hay que dirigirse a la página web. Entre las presencias destacadas de este evento está la del experto canadiense Michael Fullan, un hombre que dedicó su pensamiento al cambio educativo, tomando a la tecnología como herramienta de transformación.El Plan Ceibal y la Administración Nacional de la Educación Pública (ANEP) están trabajando junto a Fullan para desarrollar las competencias de los niños. «Queremos ver cómo la tecnología, que ya tenemos desplegada, se puede utilizar para el desarrollo de competencias, la colaboración, la competitividad, el pensamiento crítico, el carácter y la educación», comenta Haim. «El tema es poner la tecnología a servicio», sentenció.»Hay cosas para que la tecnología no es imprescindible, pero a veces facilita mucho»La cultura maker es eso de «hazlo tú mismo». La tecnología, si se quiere, democratizó algunos procedimientos de elaboración de proyectos. A través de esta forma de relacionarse con las herramientas tecnológicas, una persona con una impresora 3D «puede imprimir una idea suya y ver cómo funciona».»Si vos tenés una impresora 3d y podés imprimir una idea tuya y ver cómo funciona, si tenés un kit de robótica y podés probar algo y programás un pedacito de código y ves si funciona, bueno, es mucho más fácil en término de tiempo y motivación: ir probando cosas e ir haciendo de esa forma».La cuestión es encontrar el problema que se quiere resolver, y esto, comentó Haim, parte del interés de los niños. «Apuntamos con la Red Global de Aprendizaje a que los contenidos estén más vinculados con los temas que más les interesan a los chiquilines».Esto está íntimamente relacionado con la motivación de los estudiantes, que es «fantástica». «Sobre todo los niños más chicos. Vienen a explicarte cómo funciona un sistema de coordinadas, que tuvieron que aprender para ver cómo movían al robot y de repente te están hablando de números negativos y no saben que eso es matemática».»Es muy interesante todo el tema de los conocimientos que necesitan para resolver problemas los van aprendiendo de forma más natural y sin ese miedo de la educación formal».Podemos delimitar una ‘lucha’, o una interacción viva entre esa «educación formal», y la que se está imponiendo con las tecnologías:»Si agarrás a un grupo de chiquilines, que hoy están acostumbrados a tener tecnología alrededor, le ponés en frente a recitar una lección y a escribir en un pizarrón y que copien; y yo qué sé, sí, se te van a aburrir. Es natural. Justamente, tratamos de aprovechar las nuevas tecnologías para tratar de estimular todo lo bueno que traen: el trabajo colaborativo es tan fácil de hacerlo. Compartís documentos, facilitan tanto; las videoconferencias. Aprovechémoslas para estimular», analiza Haim, pero afirma que desde el Plan «no decimos que esto es lo que se tiene que hacer». «Nunca va a haber una máquina que reemplace al docente»¿Qué papel cumple el docente en este cambio? Haim enfatizó en que el rol de los maestros sigue siendo «fundamental», pero varía un poco, asegura, en cuanto a la función a cumplir. «El docente ya no es una caja llena de contenidos que tiene que vaciarse para llenar la de los gurises», dice y argumenta: «Hoy por hoy en internet están los contenidos, pero justamente el que guía, el que hace que ese desarrollo, y que los chiquilines tengan el criterio para decir ‘esto es cierto’ es el docente. Es otro lugar en el que están, pero es un lugar fundamental. Nunca va a haber una máquina que reemplace al docente». Estas nuevas herramientas, dice Haim, buscan «hacerle la vida más fácil» al docente. En este sentido, presentó un ejemplo: «La plataforma adaptativa de matemática tiene más de 100.000 ejercicios y los ejercicios se van poniendo más difíciles o fáciles de acuerdo a cómo te va yendo, es adaptativa. Y se adapta de forma inteligente, porque si vos estás haciendo un ejercicio de probabilidad y te equivocás porque no sabés sumar fracciones, no te pone otro ejercicio de probabilidad, te manda a fracciones». «Si vos tenés una clase muy numerosa, y tenés una plataforma donde podés ver qué están haciendo los chiquilines, podés decir ‘bueno, este está teniendo problemas acá’ o ‘a este le está yendo bárbaro’ y enfocar ahí».Diez años después de la primera computadora, Plan Ceibal se desafía a sí mismo y se plantea un foro para marcar los pasos a seguir en estos próximos años.