¿QUÉ CAMBIOS TRAJO EL COVID-19 PARA LA ECONOMÍA DIGITAL EN URUGUAY?

Disruptivos. Aceleró todos los procesos que venían creciendo gradualmente y sirvió para que el público masivo adopte para siempre algunas prácticas online. Al comienzo de la pandemia lo vivimos con culpa, pues mientras la economía tradicional se paró a cero —junto a la actividad comercial—, nuestro ecosistema vivió el mayor tráfico de transacciones y operaciones de su historia.

Las mismas empresas que no podían abrir sus locales físicos, crecían en el online quintuplicando sus ventas por los canales digitales. Nos costó manejar ese ilusorio conflicto hasta que el paso de las horas demostró que nuestra actividad era la que traía un poco de luz en momentos de oscuridad. Lo digital era la solución y teníamos que estar preparados.

Nuestro sector fue el que permitió seguir operando a muchas empresas y se convirtió en un salvavidas para el empleo durante la cuarentena social. Sin la venta online, cientos de negocios hubiesen cerrado y miles de puestos laborales hubiesen sido suspendidos.

No tuvimos tiempo para quejarnos. Todos (proveedores, comercios, empresas, usuarios) nos refugiamos en la tecnología para comprar productos y servicios, y eso llevó a una intensificación que nos dejó listos para soportar el aluvión del crecimiento.

Para mejor, no postergamos ni renunciamos a gestionar nuestra tradicional fecha comercial del Ciberlunes, al contrario, fuimos hospitalarios con aquellos ramos con restricciones y apoyamos con beneficios en la comunicación a todos. Y fue un éxito.

Las empresas tuvieron que decidir en el incierto abril si participaban o no de esta apuesta por vivificar sus ventas. Y lo hicieron en número récord. En todos los indicadores que manejamos fue la edición más exitosa de las 12 que hemos organizado.

En tres días, movimos cerca de USD 75 millones de ventas, con empresas que llegaron a vender en 72 horas más de lo que venden en un mes entero.

EN TU CHARLA DE APERTURA EN EL E-COMMERCE DAY URUGUAY HABLASTE DE DOS TIPOS DE PERSONAS: LOS QUE SE RESISTEN A LA DIGITALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA Y LOS QUE LA IMPULSAN. ¿A QUÉ TE REFERÍS?

Fue una simplificación para que el público pueda ver dónde está parado respecto de lo que implica “la digitalización” y que entienda la necesidad de estar abierto a la transición a un nuevo mundo, así como al progreso que la tecnología trajo y traerá a la sociedad.

Estamos ante una reorganización social tan disruptiva que, como toda modificación, genera incertidumbre y rechazo en quienes no están preparados (o no la entienden). Tenemos que confiar en la tecnología y en el futuro, y hay mucho para hacer como para perder tiempo discutiendo sobre la conveniencia de cambios que son inevitables, necesarios y positivos.

Lo que buscaba en mi discurso era transmitirle al oyente —como ahora lo hago con el lector— que forme su opinión sin prejuicios, con información, sin miedos. Esta revolución que experimentamos es una oportunidad de oro para un país tan periférico como Uruguay. Lo digital es la chance de mejorar nuestro futuro.

Abandonemos esa desidia tercermundista de esperar a que las cosas sucedan para juzgarlas y vayamos a hacerlas para que se parezcan más a lo que queremos. El potencial de Uruguay precisa de esta coyuntura. Se alinearon los planetas, y hay que trabajar.

EN TU OPINIÓN, ¿QUÉ OBLIGACIÓN CÍVICA TIENEN QUIENES ESTÁN EN EL SECTOR?

La economía digital tiene pocos años, está en construcción, somos todos principiantes en esto. ¡Y de golpe tenemos la oportunidad de “barajar y dar de nuevo”!

A mí me consideran un veterano porque tengo más de 15 años en el sector, ¿dónde se vio un veterano de 15 años? Somos novatos en todo sentido. Y esa condición de casi neófitos nos obliga a una doble tarea: aprender y construir, simultáneamente.

El aprendizaje no solo es teórico sino más bien práctico, y la construcción de nuestro ecosistema incluye a todos: gobierno, reguladores, privados, públicos, prensa, etc.

Los empresarios que podemos percibir el potencial de la economía digital tenemos la obligación no solo de compartir información, generar empatía con el conocimiento y formar los nuevos talentos, sino también de dar la batalla para derrocar cualquier intento de uruguayismo exacerbado que frustre esta chance.

“Veamos qué pasa y luego decidimos”, o “acá las cosas siempre se hicieron así”, o “eso nunca va a ocurrir en Uruguay”, deben ser tomados casi como un insulto a la oportunidad de progreso. No podemos oponernos al viento. Aprendamos todo sobre él y no gastemos ni una pancarta en prohibir su circulación.

¿QUÉ OPORTUNIDAD PRESENTA LA ECONOMÍA DIGITAL EN LATINOAMÉRICA?

Una oportunidad relevante. Somos un continente con un único idioma (Brasil se comporta en esto como un continente en sí mismo, por fuera del resto de Latam) y ese lenguaje compartido sirve como nexo entre todos los actores para un intercambio fecundo.

Tenemos serios problemas con nuestras economías en aspectos de inclusión, informalidad y equidad, pero el mundo digital barre con todo eso y ojalá se lleve de paso la burocracia y, sobre todo, la corrupción.

Es la primera vez que tenemos ante nosotros la posibilidad de construir una plataforma que vehiculice la prosperidad. El único “pero” es que hay que trabajar. Y mucho. Entender que el futuro es un mundo mucho más interconectado, con nuevas reglas es un ingrediente indispensable. Demos de una buena vez la discusión sobre neutralidad de la red, sobre privacidad de los datos, sobre los viejos y nuevos centros de poder.

La economía digital es blanca. No permite transacciones fraudulentas, salvo que el regulador así lo quiera. La economía digital es trazable. No permite corrupción, ni oscuridad, ni secretos, ni privilegios. Salvo que la política así lo quiera. La economía digital es inclusiva. Busca dotar a todos de exactas e iguales herramientas, salvo que los monopolios de poder no lo quieran.

Los malos reguladores, políticos egoístas, gobernantes ignorantes, y todo aquel que ostente poder por el poder en sí, son el único obstáculo para un progreso inminente. Y, en la economía digital, nadie que no aporte valor sobrevive. Ni si es el “hijo de” o si el pase en comisión se lo firmó el mismísimo Señor del Universo.

Buena (y creativa) regulación, políticos que den los espacios necesarios para el desarrollo y gobernantes que escuchen razones y lean datos son un combo ideal. La CEDU está para aportar, apoyar y construir. Y para aprender mientras lo hacemos.

¿CÓMO IMAGINÁS EL FUTURO DEL E-COMMERCE EN NUESTRO PAÍS?

Saludable, desarrollado e integrado. Pero no por arte de magia, hay que saltar unas cuantas vallas antes. Nos queda mucho camino por recorrer.

El sector financiero siempre se muestra reacio a los cambios. Se viene una desarticulación de centros de poder y la desintegración de monopolios establecidos irracionalmente en lo financiero nos examinarán en nuestras capacidades de ver el bosque y no el árbol.

Si solo competimos y bloqueamos a otros, perdemos. Es tiempo de cooperación. Los otros actores en la cadena de valor tienen mucho para ganar, entonces ya están haciendo su trabajo. Las empresas de logística crecen en recursos, procesos y complejidad.

Los proveedores de software uruguayos están a la altura de las mejores plazas del mundo. Y las empresas ya no ven el e-commerce como algo marginal y ajeno al negocio. Hubo un salto de madurez, de capacidad y se construyó una mejor relación producto-oferta por parte de los comercios. Empezaron a entender todo, a contratar especialistas, a ver resultados.

El que saldrá ganando es el usuario final, que abandonará su condición de rehén de políticas de terceros para recibir el poder de elegir con libertad. Son tiempos desafiantes a pesar de los barbijos y el temor. Hagamos todos los deberes para no dejar pasar la oportunidad. No todos los días el mundo entero se detiene para darle tiempo a Uruguay a que se arrime.

¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA CEDU?

Desarrollar el ecosistema

Potenciamos el comercio electrónico y los negocios por Internet realizando distintas actividades que fomentan el relacionamiento y generen sinergia entre los actores del sector.

Difundirconocimiento

Organizamos diversos tipos de capacitaciones: seminarios, workshops, congresos, webinars, generamos estudios e información confiable para la toma de decisiones empresariales.

Representatividad

Representamos al ecosistema ante el gobierno y reguladores, impulsando la creación de leyes y políticas públicas que sostengan el desarrollo de la Economía Digital.

Fuente: Hacer Empresa